A partir del siglo XVI desde Comenio se comienza a plantear entre otros aspectos, que la configuración del edificio escolar es un componente esencial para el proceso de enseñanza y aprendizaje en los infantes, en adelante este será considerado por diferentes pensadores como Rousseau, Fröebel, María Montessori, por Decroly y Vigotsky desde la Gestalt, o en la Reggio Emilia hasta adquirir el carácter de espacio pedagógico que se le otorga hoy en día. Se realizó entonces un proyecto centrado en comprender la construcción de identidad en la infancia al interior del espacio pedagógico, entendido como escenario de prácticas estéticas en la vida social, a partir de la prosaica como rama de la estética y se propone entonces a la retórica como una mediación de identidad en la infancia, a la dramática como acciones con sentido en el espacio y ambas (dramática y retórica) como medios y acciones para la construcción de identidad
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