Este trabajo se encuentra enmarcado dentro de una propuesta por concebir a las emociones como determinantes en las experiencias éticas y espirituales de los seres humanos. Asumiendo que las emociones, además de implicar sensaciones fisiológicas y conductas determinadas, aportan a la vida del ser humano elementos de juicio y de significatividad, en pro de la consecución de una vida éticamente adecuada y espiritualmente feliz.