Un "buen" profesor en la evaluación del aprendizaje. Los efectos emocionales cuentan. Lo que dice la literatura
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Resumen en español
En tiempos de la cultura de la alta calidad en la formación superior, de la eminencia académica y de la evaluación persistente, los discursos acerca de qué es un “buen” profesor se reinventan, se complejizan y se cargan de ideales. La literatura al respecto es prolífica y los estudios para tratar de aprehender los atributos de “buen profesor” son de distinto orden, siendo prevalentes aquellos que desde enfoques cualitativos escudriñan cómo son percatados o personificados los docentes por parte de actores educativos como los estudiantes. Sin embargo, al revisar los detalles acerca de qué se atribuye a un “buen” profesor cuando de evaluación de aprendizajes se trata, la literatura no es tan prolífica y las investigaciones pareciera que trataran de concebir una especie de imagen docente enfocada en el intercambio de interacciones y en el producto de la calificación. El propósito de esta monografía fue revisar en un grupo de estudios divulgados en revistas indexadas, qué se sugiere acerca de lo que es un “buen” profesor focalizando la atención en lo que respecta a la evaluación de aprendizaje. Para ello se utilizaron tres categorías de partida: las representaciones que los estudiantes tienen acerca de lo que es ser un “buen” profesor, el impacto emocional que éstos experimentan en el momento de afrontar las pruebas, y lo que se desea a nivel socioemocional en la evaluación. Los resultados permiten observar que el interés por investigar sobre la relación “buen” profesor-evaluación es reciente y que en Psicología han emergido desarrollos con soportes teóricos robustos desde la orilla de los efectos socioemocionales de la evaluación, sin embargo, llama especialmente la atención una tendencia al abordaje desde las preocupaciones por efectos asociados a la salud mental, siendo menos prevalente el interés en torno al bienestar, la importancia de la motivación y en la relación docente-estudiante en evaluación basada en la diferencia, consideración y reconocimiento. Los hallazgos, animan a emplear modelos de intervención que permitan al docente conocer el estado emocional de sus estudiantes antes o después de realizar una práctica evaluativa, y a partir de los resultados, generar condiciones adecuadas para minimizar los efectos negativos que a nivel emocional se producen.
Abstract
In times of high-quality culture in higher education, academic excellence, and ongoing evaluation, discourses about what a "good" teacher is are reinvented, completed, and charged with ideals. The literature on the matter is prolific and the studies to try to apprehend the attributes of "good teacher" are of different order, being prevalent those that from qualitative criteria scrutinize how teachers are perceived or represented by educational actors as students. However, check out the details about what is attributed to a "good" teacher when it comes to learning assessment, the literature is not as prolific, and the parenting studies unify a kind of teacher-centered interaction and effect of the rating. The purpose of this monograph was to review in a group of studies published in indexed journals, what arises about a "good" teacher focusing attention on what regards learning assessment. To do this, use three starting categories: students' perceptions of what it is to be a "good" teacher, the emotional effects they experience when facing tests / exams, and what is desirable at the social-emotional level in evaluation. The results allow us to observe the "good" teacher-evaluation interest is recent and that in Psychology, developments with robust technical supports have emerged from the edge of the socio-emotional effects of the evaluation, however, a tendency to approach from concerns due to effects associated with mental health, being less prevalent the interest around well-being, the importance of motivation and in the teacher-student relationship in evaluation based on difference, consideration and recognition. The findings encourage and use intervention models that require the teacher to know the emotional state of their students before or after carrying out an evaluative practice, and from the results, generate adequate conditions to reduce the negative effects that an emotional level produces.
Idioma
Español